Ring ring

Sólo habían pasado  tres días desde todo aquél incidente de los hackers. 

Había sido una puñetera locura.

Y habrías pensado que todo había sido un mero sueño, de no ser...

De no ser porque el teléfono de R1D3R, o más bien, Rider (no entendías porqué a todos los hackers les gustaba ponerse números en el nombre, ¿no era muy pretencioso?)... estaba puñeteramente grabado en tus contactos.

Tu dedo se deslizaba a menudo por la interminable lista de gente de la cual sólo llamabas a un 0.5% para buscar aquél nombre, y te quedabas mirando esas tres letras y dos números, durante minutos... preguntándote cómo era posible que alguien como tú, con una vida tan común, había podido vivir todo aquello.

Estabas sumido en tus pensamientos, tomando el desayuno, como cada mañana, cuando el móvil de tu padre empezó a vibrar.

-¡Papá...!- gritaste. Tu padre estaba en el baño, duchándose, antes de ir a trabajar, y no querías entrar y verlo desnudo, obviamente.

¿Y ahora, qué?