Un día de tranquilidad estabas tú en el establecimiento donde trabajabas y estudiabas. Tu profesión era ser un postulante a herrero, aunque ya tenías todos los conocimientos para serlo debías esperar a que te asciendan. Tu maestro era un señor de 69 años, robusto y alto como ningún hombre visto y por ver, con 2 metros y 19 centímetros de altura, brazos como robles y piel blanca como su cabello grisáceo. Su estilo de batalla te ayudaba a controlar cualquier arma y vivir con un herrero, el cual creaba TODO tipo de armas eran puntos a favor para un chico joven que ama las peleas. Más ese no era tu afán más grande sino que el ser un herrero era lo que más te llamaba y ahora, habían cumplido 16 años y completado el entrenamiento de herrero y guerrero.
"Oye, Calix, necesito hablarte de algo muy importante" El anciano de fornido cuerpo estaba cruzado de brazos y sentado sobre un yunque, haciendo un movimiento circular con su enorme mano diciendo que me acerque.—
Hice caso omiso ante el pedido de mi mentor, acercándome y dejando de lado los planos que estaba haciendo en ese momento- "Si, señor. Deme unos segundos e ire enseguida"
Dejando las escuadras de lado y encima de la mesa de trabajo, apartada y electa por ti(también hecha por ti, pero no viene al caso). Te acercaste a tu mentor el cual cuando esta a centímetros de ti y posaria su mano en tu hombro derecho y abre la boca para decir unas palabras.
"Me han llamado para trabajar como herrero real, tu más que nadie sabes que ese era mi objetivo desde que iniciamos con esta pequeña herrería, ahora es tu turno de manejar mi negocio y demostrar de lo que eres capaz"- Mi rostro siempre fue inexpresivo más ahora mostraba los ojos brillantes como el mismo firmamento solar- "¿Que dices Calix, estás listo para esto"
"Claro que si Jared! Me has entrenado desde que tengo memoria, no sería una buena persona si no acepto- Estiró mi mano hacia delante- Muchas gracias..maestro."
Jared estaba sonriente y con una mirada de completa felicidad, el fornido hombre y antiguo caballero dejaba liberar unas lágrimas de ambos ojos, rodeándote con sus troncos llamados brazos y aplastandote en un destructivo abrazo que hizo sonar hasta los huesos de tus pies, reías con fuerza y tratabas de soltarte.
"Vas a matarme!"- Me movía como lombris intentando zafarme hasta que me deja en el suelo- "Ufff, gracias viejo.."
"Eres como el hijo que nunca tuve, joven Calix"- Da dos palmadas en mi hombro derecho y luego se aleja- "Iré a empacar"
El medio día había llegado y la despedida con tu única figura paterna, la cual estaba en la salida/entrada, esperándo y sonriendo con felicidad, mientras sostenía su maletín con su martillo de herrería el cual en vez de estar en el maletín, estaba en su mano derecha, como si esperará algo.
"Calix, tengo que despedirme, no nos veremos mucho la verdad.."- Yo estaba preparando los planos aún y me acerque a la puerta, estirando mi mano hacia el- "Espero hagas que está herrería vuelva a su edad de oro"- Apreta firmemente mi mano y me abraza con solo un brazo, dando palmadas en mi espalda, obviamente yo haciendo lo mismo.
"Jared, eres prácticamente mi padre..fue un honor trabajar contigo"- Seguíamos en el abrazo y él se aleja- "Ten por seguro que estaré al tanto de que este lugar sea más nombrado que en las épocas de tu juventud"
"Te deseo suerte en eso, adiós..pequeño."- Se rasca la nuca y me deja algo, un regalo que nunca esperaria- "Con este martillo tendrás la fuerza suficiente para forjar cualquier cosa, ten por seguro que no te faltará el poder"- Extiende su mano derecha dejando un martillo en tal extremidad- "Cuidalo.."
"Ja-Jared..no se cómo agradecerte tal cosa"- Sin miedo ni vergüenza tomas el martillo haciendo así que tu cuerpo se rodee de un aura violácea el cual deja sorprendido a tu mentor.
"¿Qué es eso?"- Pensaría el tosco hombre preguntándose qué es esa aura a tu alrededor.
Así paso la despedida a un apretón de manos y un leve abrazo con palmada en la espalda, para luego una caricia en tu cabello por parte de Jared, sin duda te tiene un cariño incomparable..pues básicamente eres su hijo, termino este encuentro emotivo y entraste a la herrería, revisando el inventario y sosteniendo el martillo herrero.