El visitante sorpresa

Año 2100, es un día de primavera, para ser más exactos uno de esos días soleados con una ligera brisa que recorre todo tu cuerpo y donde los pájaros cantan desde sus nidos, que parece que te deseen los buenos días, la gente va feliz por primera vez por las calles de Madrid, es uno de esos días raros donde ves la tranquilidad en persona, algo que resulta difícil de ver desde hace décadas, todavía recuerdo las historias que me contaba mi abuelo, donde los mayores paseaban con sus hijos por el parque para jugar con ellos y algunos se escapaban lejos de las ciudades para disfrutar del campo y ver las estrellas por la noche.

Ojalá pudiera haber vivido esa etapa de mi vida, todavía existen lugares lejos de las grandes ciudades pero cada vez son menos y si añadimos el continuo tráfico de coches voladores, incluido medios de transporte para desplazarse la gente por las ciudades / países y las naves comerciales que se dirigen a la Luna y Marte ya colonizados, es casi imposible ver las estrellas y la vastedad del universo mientras disfruto de una buena cerveza fría.

La única manera para disfrutar de ese placer es gracias a mi trabajo como capitán en el ejército espacial para vigilar las rutas comerciales de los piratas que cada vez son más peligrosas, ya que el índice de criminalidad va en aumento, incluido con la fabricación de naves armadas ilegales que cada vez se asemejan más a las nuestras y se hacen un gran quebradero de cabeza.

- Comandante Ramirez, algo ha aparecido  en nuestros escáneres, es imposible, está justamente encima de nosotros – dice uno de los tripulantes de la nave

- Necesito verlo en pantalla – dice tu comandante asustada

Aparece una gran nave con tecnología nunca antes vista en todos los años que has servido en el ejército español y piensas desde un principio que tal nave no debe ser producto de las manos humanas sino que son obras de alienígenas.