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Chapter 1: En la Taberna de la cola del Dragón

Los cinco héroes planean quién irá a por qué objetos para detener al nigromante Kalibarr, que planea crear una tormenta mágica que transforme a todo ser vivo en un muerto viviente a su servicio.


La tormenta en el horizonte

- Cuéntanos, tipo raro. - Te dice tu nuevo compañero. - ¿De dónde has salido?

- Bueno, mi historia es de las más extravagantes que vayáis a oír, y puede que una de las más largas.

- Tenemos toda la noche. - Dice otro nuevo compañero. - Pero intenta terminar antes de que se apague el fuego.

Habíais encendido el fuego hace poco, pero hay demasiado que contar.

- Puede que necesite varias juntadas alrededor de la hoguera.

- Nada mejor que una buena historia para acabar un día de largas caminatas. - Dice el primer nuevo compañero. - Mejor que dure todo lo que tenga que durar.

- Bien, pues me iré por las ramas. Para que podáis entenderlo todo, o mejor dicho lo importante, tendré que remontarme a un tiempo antes de mi aparición.

- Empieza ya, anda. - Dice un tercer compañero.

- Bueno, ahí va la historia de cómo tomé parte de uno de los acontecimientos más importantes de este siglo:

 

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-Una cerveza para todos, por favor.

-Marchando.

Después de que el bárbaro pidiera las cervezas, empezaron a discutir qué objetos tenía que buscar cada uno, dónde estarían y cuándo se reunirían. 

- A ver, todos hemos hecho un viaje muy largo, así que vamos a intentar zanjar esto rápido. Cada uno iremos a por artefactos que nos ayuden a acabar con Kalibarr, y cuando los hayamos encontrado volveremos al Condado de Ebrun. ¿Habéis pensado en algo? - Dijo el mago anciano.

En ese momento a un adolescente que trabajaba en la taberna se le cayeron unos platos y vasos. Los cinco lo miraron un momento y luego siguieron a lo suyo.

- Yo había pensado en la Armadura del Tigre o el Arsenal del Rey Elfo. - Dijo el bárbaro.

- A ser posible, intenta encontrar la Armadura del Tigre. El Arsenal del Rey Elfo está en manos de un Rey Elfo, y no será muy fácil hacerse con él.

- Es lo que tiene ser el Arsenal de un Rey Elfo.

- Bueno, yo había pensado que Anna podría usar la Capa de la Oscuridad y el Anillo de la Luz. - Dijo el mago joven.

- Fíjate, yo había pensado en los Artefactos del Equilibrio para ti. - Dijo la sacerdotisa

En ese momento llegaron las cervezas.

- Siento la tardanza, hoy hay mucha gente. - Rió el camarero.

No había nadie en la taberna.

- He tenido que limpiar ese estropicio y no he podido servíroslas con mi rapidez habitual.

- Gracias. - Dijeron todos a la vez mientras el camarero ponía las jarras en la mesa.

Esperaron a que el camarero se metiera en la cocina para seguir hablando. El hombre contra el que conspiraban tenía espías por todas partes.

- A mi se me ha ocurrido llevar el Equipamiento de Aiffe. - Dijo la barda.

- Y a mi encontrar los Artefactos de Nevar. - Dijo el mago anciano.

Todos lo miraron algo sorprendidos.

- Son cinco cosas. ¿Estás seguro? - Preguntó el bárbaro.

- Si las consigo Kalibarr no tendrá ninguna oportunidad contra nosotros.

- Bueno, pues ¿alguien tiene algo que objetar? - Preguntó el mago joven, y nadie respondió.

- Bueno, pues ahora hay que encontrar la forma de localizar todo eso.

- Son 16 objetos, a ver cómo los localizamos todos.

- Yo me propongo voluntaria a encontrarlos. - Dijo la barda.

- Yo estoy a favor. Agrael sabe esconderse y sonsacar información mejor que ninguno de nosotros. - Dijo el mago joven.

- ¿Alguien está en contra? - Preguntó el mago anciano, y otra vez nadie respondió. - Muy bien, pues creo que Agrael debe hacerse cargo de la búsqueda del paradero ella sola, ya que hasta que sepamos dónde está cada cosa deberíamos estar juntos, y estando todos por la misma zona podríamos llegar a molestarnos entre nosotros. 

- La verdad es que prefiero ir por mi cuenta. - Dijo Agrael, la barda.

- Bueno, pues ahora a descansar. ¡Tabernero! - Llamó el bárbaro.

- Decidme. - Respondió este saliendo de la cocina.

- Cinco habitaciones, por favor.

- Con mucho gusto.

A la vista del mago joven...
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