-¡Despierta Daemon! - Te despiertas sobresaltado por la voz de tu hermana Alysa.
-¡La horda ha seguido avanzando después del anochecer, ya están aquí!- Cierra la puerta con brusquedad al terminar la frase.
Te habías estado mentalizando para este momento toda la semana mientras se preparaban para el asedio, pero no es lo mismo una vez te ves envuelto en la situación. Desde el mismo instante en el que salisteis del bosque viejo hace mes y medio, ya añorabas la presencia de madre, pero ahora más que nunca echabas en falta su calidez ¿Estabas preparado?
Miras brevemente al techo de la habitación mientras continuas acostado. Desde que llegastes a Veggnord hace dos semanas no habías podido tener ese pequeño momento de paz que solías tener antes de levantarte de la cama y empezar el día, también te solía tomar más tiempo de lo usual dormirte, el no haber salido del bosque hasta ahora te estaba jugando una mala pasada.
Tras un profundo suspiro y unas cachetadas en las mejillas para despejarte la mente, te levantas de la cama y te lavas la cara en el bidón de agua para espabilarte. Lo habías pedido para no tener que decirle a las sirvientas que te traiga agua para beber, a pesar de ser un noble, en tu familia no están acostumbrados a esa clase de comodidades por decisión propia, un Blackwood debe saber buscarse la vida, tanto con la espada y el arco como con sus quehaceres del dia a dia. Luego te diriges al rincón de tu habitación donde tienes tu equipamiento para la batalla.