Los cinco héroes planean quién irá a por qué objetos para detener al nigromante Kalibarr, que planea crear una tormenta mágica que transforme a todo ser vivo en un muerto viviente a su servicio.
- Cuéntanos, tipo raro. - Te dice tu nuevo compañero. - ¿De dónde has salido?
- Bueno, mi historia es de las más extravagantes que vayáis a oír, y puede que una de las más largas.
- Tenemos toda la noche. - Dice otro nuevo compañero. - Pero intenta terminar antes de que se apague el fuego.
Habíais encendido el fuego hace poco, pero hay demasiado que contar.
- Puede que necesite varias juntadas alrededor de la hoguera.
- Nada mejor que una buena historia para acabar un día de largas caminatas. - Dice el primer nuevo compañero. - Mejor que dure todo lo que tenga que durar.
- Bien, pues me iré por las ramas. Para que podáis entenderlo todo, o mejor dicho lo importante, tendré que remontarme a un tiempo antes de mi aparición.
- Empieza ya, anda. - Dice un tercer compañero.
- Bueno, ahí va la historia de cómo tomé parte de uno de los acontecimientos más importantes de este siglo:
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-Una cerveza para todos, por favor.
-Marchando.
Después de que el bárbaro pidiera las cervezas, empezaron a discutir qué objetos tenía que buscar cada uno, dónde estarían y cuándo se reunirían.
- A ver, todos hemos hecho un viaje muy largo, así que vamos a intentar zanjar esto rápido. Cada uno iremos a por artefactos que nos ayuden a acabar con Kalibarr, y cuando los hayamos encontrado volveremos al Condado de Ebrun. ¿Habéis pensado en algo? - Dijo el mago anciano.
En ese momento a un adolescente que trabajaba en la taberna se le cayeron unos platos y vasos. Los cinco lo miraron un momento y luego siguieron a lo suyo.
- Yo había pensado en la Armadura del Tigre o el Arsenal del Rey Elfo. - Dijo el bárbaro.
- A ser posible, intenta encontrar la Armadura del Tigre. El Arsenal del Rey Elfo está en manos de un Rey Elfo, y no será muy fácil hacerse con él.
- Es lo que tiene ser el Arsenal de un Rey Elfo.
- Bueno, yo había pensado que Anna podría usar la Capa de la Oscuridad y el Anillo de la Luz. - Dijo el mago joven.
- Fíjate, yo había pensado en los Artefactos del Equilibrio para ti. - Dijo la sacerdotisa
En ese momento llegaron las cervezas.
- Siento la tardanza, hoy hay mucha gente. - Rió el camarero.
No había nadie en la taberna.
- He tenido que limpiar ese estropicio y no he podido servíroslas con mi rapidez habitual.
- Gracias. - Dijeron todos a la vez mientras el camarero ponía las jarras en la mesa.
Esperaron a que el camarero se metiera en la cocina para seguir hablando. El hombre contra el que conspiraban tenía espías por todas partes.
- A mi se me ha ocurrido llevar el Equipamiento de Aiffe. - Dijo la barda.
- Y a mi encontrar los Artefactos de Nevar. - Dijo el mago anciano.
Todos lo miraron algo sorprendidos.
- Son cinco cosas. ¿Estás seguro? - Preguntó el bárbaro.
- Si las consigo Kalibarr no tendrá ninguna oportunidad contra nosotros.
- Bueno, pues ¿alguien tiene algo que objetar? - Preguntó el mago joven, y nadie respondió.
- Bueno, pues ahora hay que encontrar la forma de localizar todo eso.
- Son 16 objetos, a ver cómo los localizamos todos.
- Yo me propongo voluntaria a encontrarlos. - Dijo la barda.
- Yo estoy a favor. Agrael sabe esconderse y sonsacar información mejor que ninguno de nosotros. - Dijo el mago joven.
- ¿Alguien está en contra? - Preguntó el mago anciano, y otra vez nadie respondió. - Muy bien, pues creo que Agrael debe hacerse cargo de la búsqueda del paradero ella sola, ya que hasta que sepamos dónde está cada cosa deberíamos estar juntos, y estando todos por la misma zona podríamos llegar a molestarnos entre nosotros.
- La verdad es que prefiero ir por mi cuenta. - Dijo Agrael, la barda.
- Bueno, pues ahora a descansar. ¡Tabernero! - Llamó el bárbaro.
- Decidme. - Respondió este saliendo de la cocina.
- Cinco habitaciones, por favor.
- Con mucho gusto.