Daily Planet 10 a.m.

Desde lo alto de Metrópolis compruebas que puedes iniciar una nueva jornada de trabajo en el Planet. Escuchas por última vez las llamadas de socorro y analizas cuáles son más importantes. Por el momento no hay nada que no pueda hacer la policía o los servicios de emergencias. Decides bajar a un callejón próximo al edificio donde trabajas y allí extraes de los bajos de un contenedor, una vieja mochila, en la cuál guardas ropa de emergencia para cambiarte.

Con tu traje algo arrugado, la gabardina que te regaló Lois por tu cumpleaños y las gafas de repuesto, entras un día más por la puerta principal de uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Observas el hall y accedes al ascensor que te lleva a la planta de redacción. 

Justo cuando se abre la puerta, oyes al fondo la característica voz de tu jefe, el señor Perry White. Está reunido con varios compañeros. Caminas lentamente hasta la máquina de agua, donde te llenas un vasito de plástico y tomas un sorbo. A tu lado pasa Steve Lombard, con su aire chulesco, sin decir absolutamente nada. Le das un último trago al vaso y lo tiras a una papelera. 

Cuando llegas a tu mesa, te quitas la gabardina y la dejas sobre el perchero que hay justo al lado de tu puesto de trabajo. En ese momento la puerta del despacho de Perry se abre, saliendo por ella todos los reunidos. El editor jefe del Planet se asoma a la redacción y te ve.

En ese instante, acababas de tomar el teléfono para llamar a Lois y preguntar por el estado de su padre, pero la voz de Perry se escucha como un megáfono.

- ¡Kent! ¡A mi despacho!

Por otro lado, una mano se posa sobre tu hombro cuando habías dirigido la mirada hacia el señor White. Es tu amigo y compañero, Jimmy Olsen. 

- Señor Kent, ¿podrías ayudarme con un par de cosillas? Será sólo un segundo - te dice el joven fotógrafo, poniendo cara de angustia. 

Ahora la cuestión es... ¿Irás al despacho de Perry o por el contrario atenderás a Jimmy?