Es 1941, en el Partenón, símbolo del nacionalismo heleno, ondea la esvástica de la Alemania nazi que es vista por todos los ciudadanos de Atenas como un recuerdo constante de su derrota. Ante esta situación, dos jóvenes griegos deciden adueñarse de la bandera para demostrar que los nazis son falibles y que rebroten los ánimos de resistencia.